Acaba de transcurrir el día 15 de Diciembre de este año 2014.

Un hombre armado con una pistola -creo- ha retenido durante varias horas al personal y a los clientes de la céntrica cafetería Lindt Chocolate Cafe de la capital de Australia, Sidney.

Pasado un rato, ha exigido que se le reconozca públicamente como integrante de esa organización terrorista llamada Estado Islámico, pidiendo para ello que le confeccionasen y le facilitasen la prototípica bandera 'pirata' negra -menuda chulería ¿no?- con el lema ya harto conocido y engaña-bobos de 'No hay más dios que alá, y mahoma es su profeta'.

Ha pedido además una entrevista con el primer ministro australiano -se supone que ante los medios- que no se le concedió, claro.

Y han ido pasando las horas. Y más horas, creo que hasta 17. Las televisiones iban mostrando, a lo largo de la jornada, a un montón de policías militarizados, tipo película de Hollywood, parapetados en los aledaños del establecimiento con el dedo en el gatillo de unos subfusiles impresionantes, tipo 'Rambo', apuntando al vacío. Es de suponer que algún mando 'inteligente' los estaba coordinando, pero quizás eso es mucho suponer.

Y, a medida que pasaba el tiempo y no sucedía nada nuevo, yo me iba diciendo:

Claro. Australia participa, con efectivos militares propios, en las operaciones de represión de los 'insurgentes' del susodicho Estado Islámico. Operaciones impulsadas por los EE.UU. Ya, ya... Ese nuevo 'Ente' denominado Estado Islámico que también, al igual que Al Qaeda, está siendo alimentado por EE.UU. para...

¿Para qué?