Artículo de El Mundo:
¿Por qué nos gusta reírnos de los políticos?
Interesante artículo de Rodrigo Terrasa sobre el éxito continuado del programa de parodias Polònia de la TV de Catalunya desde hace 10 años, así como del programa de sátira política El Intermedio de La Sexta. Representa que la gente necesita reírse de los poderosos, de los políticos, especialmente cuando meten la pata... (El problema es que mucha gente todavía no sabe que sus gobernantes no son tan poderosos como piensan, sino simples títeres, quizás bajo el mandato de otros mucho más poderosos que permanecen en la sombra). En fin, dice Toni Soler, director del Polònia:
(...) creo que ha sido clave tener cierta vocación de repartir estopa en todas direcciones (...). Nuestro enemigo no es la derecha o la izquierda, sino la intolerancia. Hay gente que cree que sus ideas son tan importantes que no admiten la parodia, pero no hay idea o creencia suficientemente importante o sagrada para que no nos riamos de ella.Estoy de acuerdo. Es una de las claves y esencias de su éxito. Criticar a los de 'casa nostra' -como dicen los catalanes- lleva a un equilibrio, porque les obliga a reírse de sí mismos y de 'los suyos', y parece que lo van aprendiendo. Quizás esto también indica que Catalunya tiene un grado de 'civilización' por encima de España -y seguro que aquí habría que definir adecuadamente 'civilización'-. Bien por Toni y su espíritu crítico y equilibrado, al menos en los medios.
Se dice además en el artículo de El Mundo:
Tanto Polònia como El Intermedio se han convertido en informativos alternativos a los telediarios de siempre. La gente se entera de la actualidad a través de sus parodias, quieran sus directores o no.Es posible. Todo y que los medios oficiales son tan homogéneos, tan idénticos, que directamente YA NO INFORMAN. Añade Toni Soler:
Ciertos políticos han llevado la política a tal estado que pones un informativo y la gente ya se está riendo. Rajoy dice que están siendo implacables con la corrupción y la gente se descojona (...)Añade R. Terrasa, autor del artículo:
Si alguien normal pisa una piel de plátano y se cae, hace gracia. Pero si el que se cae va vestido de cardenal, hace el triple de gracia. Cuanto más poderoso es alguien, más divertido es verle hacer el ridículo.Acerca de esto último pienso ¿debido a qué mecanismo psicológico? ¿Por una especie de consuelo que parte de una frustración colectiva por no haber llegado a lo más alto de nosotros mismos? ¿Es por tanto al fin y al cabo un reirse de uno mismo? ¿Sentirán también eso en una cultura muy diferente, p.e. en Japón o en Turkmenistán?